martes, 7 de diciembre de 2010

Reporte del libro “Cómo ganar amigos e influir sobre las personas” , de Dale Carnegie.

Por Estefani A.R. 
A lo largo de mi vida estudiantil he tenido la fortuna de leer una gran diversidad de libros pertenecientes a distintos géneros literarios, algunos fueron leídos por gusto, otros cuantos por obligación; sin embargo, estas experiencias me permitieron acercarme poco a poco al proceso de lectura, viendo a este último como una actividad agradable la cual me inspiraba un gran interés,  formando así un hábito.

Como comentaba al inicio, he leído libros de todo tipo (aunque he de decir que las novelas son las que atraen mayormente mi atención) pero ninguno como el escrito por Dale Carnegier el cual lleva por título “Cómo ganar amigos e influir sobre las personas”. Desde una perspectiva inicial, el nombre del libro no me fue muy atractivo,  aunado a ello, al revisar el año en el que había sido escrito el texto me di cuenta de que databa de los años 30´s lo cual me hizo creer que tal vez se trataría de un manual que contendría una serie de pasos anticuados para ganar amigos e influir sobre las personas. Sin embargo, poco después de leer el prefacio y el apartado en el que el autor explica cómo y porque escribió ese texto, me di cuenta de que había caído en un grave error, pues el libro había sido adaptado a las condiciones sociales actuales de tal manera que el lector pueda comprender, a través de ejemplos obtenidos de la vida cotidiana, las enseñanzas presentadas por Dale Carnegie y sus colaboradores.

Carnegie expresa que, ante las carencias de aprendizaje sobre el “bello arte de tratar a la gente”, se vio en la necesidad de buscar algún documento que le permitiera mejorar su actuar cotidiano, llevándose la desagradable sorpresa de que no existía ningún libro o texto que le sirviera como guía de cambio. Lo que admiro de Dale es su iniciativa y perseverancia, pues ante la negativa encontrada no esperó a que otras personas hicieran lo que él tanto había buscado, sino que se movilizó de inmediato convirtiéndose en el autor de esta majestuosa obra. Cabe mencionar que el contenido del libro es un arma de dos filos puesto que, dependiendo de la ideología y de las metas de cada lector, las ideas plasmadas en él pueden ser utilizadas de forma constructiva o destructiva llegando incluso a manipular a la personas de acuerdo a intereses personales.

Considero que es innecesario presentar en este texto un resumen del libro analizado, puesto que a mi parecer perdería su esencia; solamente rescato algunas ideas principales de la obra, traspolándolas a la vida cotidiana actual e identificando su incidencia en el ámbito educativo que es el que me concierne como futura docente.
v      Si quieres recoger miel, nos des puntapiés a la colmena
De acuerdo con Carnegie, ante una crítica lo único que se consigue es poner a la otra persona a la defensiva y por lo común hacer que trate de justificarse llegando a lastimar su orgullo y despertando un resentimiento. Antes de criticar a alguna persona debemos pensar en que nadie esta exento de encontrarse en una situación similar e imaginemos como nos sentiríamos ante tales comentarios.  En lugar de censurar a la gente, tratemos de comprenderla y de pensar porque lo hacen.
Como docentes, es importante que estas enseñanzas las apliquemos al tratar a los alumnos, puesto que en algunas ocasiones decimos cosas sin pensarlas detenidamente, hiriendo las susceptibilidades de los niños e incidiendo en su desempeño en el aula. Es mucho más provechoso el interesarse por las personas que criticarlas, surgiendo así la simpatía, la tolerancia y la bondad, posibilitando así un ambiente adecuado de aprendizaje en el aula.
v      El gran secreto para ganar a la gente  
Con respecto a la autoestima, Dewey dijo que "el impulso mas profundo de la naturaleza humana es el deseo de ser importante"; de acuerdo a mi experiencia he notado que esto no solamente aplica en los adultos sino también en los niños, situación que se hace evidente  en las escuelas primarias dado que aquellos alumnos que tienen una autoestima baja son los que presentan, en la mayor parte de las veces, conductas problemáticas con tal de llamar la atención. Es por ello que es necesario que como maestros hagamos que los niños sepan que son importantes para nosotros, que nos preocupan y estamos al pendiente de ellos, promoviendo en los padres de familia un mejor trato hacia sus hijos. 

Se menciona en el texto que incluso hay hechos que muestran como personas satisfacen a su manera el deseo de ser importante esta manera es creando en su mente un propio mundo; un claro ejemplo de lo anterior lo pudo presenciar una compañera docente en formación en una sesión de clases en la escuela primaria, pues decía que uno de sus alumnos era rechazado por el resto de los integrantes del grupo provocando así que él creara su propio grupo de amigos imaginarios, de hecho al trabajar en equipo el niño prefería trabajar solo, afirmando que sus compañeros de equipo no habían podido asistir a la escuela ese día.
v      Quien puede hacer esto tiene al mundo entero consigo; quien no puede, marcha solo por el camino.
El Dr. Overstreet afirma que “la acción surge de lo que deseamos fundamentalmente y el único medio de que disponemos para influir sobre los demás es hablar acerca de lo que ellos quieren y mostrarles cómo conseguirlo”. Antes de querer persuadir a alguien, haga una pausa y pregúntese: ¿Cómo puedo lograr que quiera hacerlo?
De allí la importancia de que los docentes conozcamos las características de los alumnos, sus intereses, deseos, gustos y metas de acuerdo a su nivel evolutivo; dichos elementos serán el punto de partida para que el docente diseñe las estrategias de enseñanza a desarrollar en el aula respondiendo a la pregunta: ¿cómo puedo lograr que el alumno quiera aprender?.
v      Haga esto y será bienvenido en todas partes
Alfred escribió "el individuo que no se interesa por sus semejantes es quien tiene las mayores dificultades en la vida y causa las mayores heridas a los de más. De esos individuos surgen todos los fracasos humanos".
De acuerdo con Dale Carnegie,  “el interés, lo mismo que todo lo demás en relaciones humanas debe de ser sincero. Debe dar dividendos no solo a personas que muestran interés sino también a las que recibe atención. Esa es una vía de dos manos, las dos partes se benefician”. Es por ello que en las escuelas, debemos despertar en los alumnos el deseo por asistir a ella, por aprender y esto solo podremos lograrlo si antes de pensar en nosotros mismos y en nuestra comodidad anteponemos sus deseos, gustos e intereses; incluso podemos lograr esto respondiéndonos las siguientes preguntas: ¿Cómo me hubiera gustado que fuera la escuela cuando yo era una niña (o)?, ¿Cómo me hubiera gustado que me trataran?, ¿Por qué?, ¿Qué actividades me hubiese gustado hacer en la escuela?...
v      Una manera sencilla de causar una buena impresión
La manera de provocar una buena impresión es estar siempre sonriente ante todos
El valor de la sonrisa no cuesta nada pero crea mucho, enriquece a quienes reciben sin empobrecer a quienes dan, crea la felicidad en el hogar. Porque nadie necesita tanto una sonrisa como a quien no le queda ninguna que dar.
Hay que recibir a los alumnos con una sonrisa cada vez que lleguen a la escuela o entren al aula, evitando que crean que la escuela es un lugar desagradable donde predominan los castigos, los regaños y los maestros enojones. Así mismo, recibamos a nuestros familiares, amigos, vecinos, etc., con una sonrisa cada vez que nos encontremos con ellos, hagámosles saber la alegría que nos da verlos y estar con ellos.
v      Si no hace usted esto va a pasarlo mal
Carnegie nos dice que “para toda persona, su nombre es el sonido más dulce e importante en cualquier idioma. El nombre pone aparte al individuo; lo hace sentir único entre todos los demás… Si se recuerda el nombre de alguien y se dice con frecuencia, se ha rendido a su dueño un halago sutil y muy efectivo. Pero si se olvida o se escribe mal ese nombre, queda uno en gran desventaja”.

No es el mismo sentimiento el que experimenta un niño al llamarle por su nombre, que el que siente otro al referirnos a él por su apodo, el color de su ropa o alguna característica particular; el hecho de que alguna persona con la que convives de forma continua se olvide de tu nombre, representa  para mi una gran falta de respeto, pues eso me hace pensar que he pasado desapercibida ante la otra persona, es decir que no soy importante o no me toma en cuenta. Si esto es lo que he llegado a sentir o experimentar como persona adulta, ¿qué sentirán los niños al vivir una situación similar? 

v      Una manera fácil de convertirse en un buen conversador
Según Dale Carnegie, un conversador inteligente: escucha con atención, muestra interés por lo que dice el interlocutor, pregunta cosas que el interlocutor se complace en responder, lo alienta a hablar de sí mismo y de sus experiencias.
Retomando los aspectos anteriores, como docentes contestemos a las siguientes preguntas: ¿Escucho a mis alumnos?, ¿Me he dado algún tiempo para dialogar con ellos?, ¿Estoy al tanto de los problemas de mis alumnos?, ¿Se lo que les gusta y lo que les desagrada? Ahora bien, cambiemos el término alumnos por hijos, hermanos, padres, etc., y al responder a estos planteamientos podremos darnos cuenta que, en realidad, no sabemos nada acerca de las personas con las que convivimos diariamente, lo cual significa que debemos asumir el papel de conversadores inteligentes de forma inmediata tanto la vida escolar como en la vida cotidiana.  

v      Como gustarle a la gente al instante
Dale nos dice que, a través de su experiencia, pudo notar que “toda persona desea la aceptación de aquellos con quienes entra en contacto; quiere que le reconozcan sus méritos, tener la sensación de su importancia en su pequeño mundo”.
Tanto las personas adultas como los niños y jóvenes necesitamos sentirnos importantes, entonces ¿por qué en lugar de hacer que los alumnos se sientan importantes, hacemos que disminuya su autoestima? ¿Por qué solamente hacemos evidentes sus errores y no sus aciertos? ¿Por qué exhibirlos ante sus compañeros de clase? Como docentes debemos reflexionar acerca de nuestro trato hacia los niños, pues nosotros mismos hacemos que ellos se muestren de forma arrogante y negativa hacia la clase.   

v      Un medio seguro de ganar enemigos y como evitarlo
Puede decirse a otra persona que se equivoca, con una mirada, una entonación o un gesto tan elocuentemente como con palabras, y si le dice usted que se equivoca, ¿quiere que esté de acuerdo con usted? ¡Jamás! Porque ha asentado un golpe directo a su inteligencia, su juicio, su orgullo, su respeto de sí mismo. Esto hará que quiera devolverle el golpe, pero nunca cambiará la idea, no alterará sus opiniones por que ha lastimado sus sentimientos.
No empiece nunca anunciando “le voy a demostrar tal o cual cosa”, está mal, eso equivale a decir “soy más listo que usted, voy a decirle una o dos cosas y le haré cambiar de idea”.
Jamás se verá en aprietos por admitir que quizás se ha equivocado, Eso detendrá todas las discusiones y hará que la otra persona sienta el deseo de ser tan justo y ecuánime como usted. Le hará admitir que también él puede equivocarse.

v      Una gota de miel
Si se irrita usted y dice unas cuantas cosas a otra persona, usted descarga sus sentimientos. Pero, ¿y la otra persona? ¿Compartirá acaso ese placer suyo?
Si el corazón de una persona está lleno de discordia y malos sentimientos contra usted, no puede usted atraerlo a su manera de pensar ni con la lógica de la Creación. Los padres regañones, los patrones mandones y los maridos o esposas rezongones deben comprender que a nadie le gusta cambiar de idea. A nadie es posible obligar por la fuerza a que convenga con usted. Pero es posible conducir a la otra persona a ello, si somos suaves y amables.
Se atrapa más moscas con una gota de miel que con un barril de hiel. Si usted quiere ganar a alguien a su causa, debe convencerlo de que es usted un amigo sincero. Ahí esta la gota de miel que atrapa su corazón; el cual es el mejor camino hacia la razón.

v      Una fórmula que le resultará maravillosa
La persona puede estar equivocada por completo sin creerlo, pero no la censure, trate de comprenderla; sólo las personas sagaces, tolerantes, excepcionales, tratan de proceder así.
Hay una razón por la cual la otra persona piensa y actúa como lo hace; descubra esa razón oculta y tendrá la llave de sus acciones, quizá de su personalidad.
Trate honradamente de ponerse en el lugar de la otra persona (¿Qué pensaría, cómo reaccionaría yo en su lugar?), al interesarse en las causas es menos probable que nos disgusten los efectos. 

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